Ruta RI MA SA número 1 (Reconquista) del 1 al 23 de Julio de 1961

    

    La última vez que hablé con el p. Santiago en el Santuario de la Virgen del Camino, local donde se hospedan los dominicos jubilados, fue en la tarde del 4 de mayo del 2014. Le prometí que volveríamos a encontrarnos en los próximos seis o siete años. En ese tiempo yo me pondría a escarbar mis recuerdos olvidados y él buscaría los dos cuadernos en que diariamente anotaba, en uno las etapas, en el otro sus pensares. Mi diario de la marcha se extravió, con otras muchas cosas, en la buhardilla de Luanco.

    Después de salir de la Laboral en el 1963, no había tenido más contacto con el p. Santiago hasta que le envié esta carta:

“Guarulhos, 20/04/2006

          Santiago Pérez Gago, ¡quien diría!

                                                                   No son sueños en las sombras sino realidades temporales. Va-ya que me quedé felicísimo en encontrarte en ‘internet’, en octubre del año pasado. Mandé un e-mail para el gabinete de la USAL pidiendo para que te dieran un recado, pero no surtió efecto. En enero de este año localicé por un acaso feliz a Pedro Plana y él consiguió los detalles que faltaron durante tantos años.

    Vine para Brasil en 1968 y solo volví a España en 2003 para el cumpleaños de mi madre, 89 en la época. Este año cumplirá los 92, con salud, viviendo con mi hermana en Pola de Siero (Asturias). A mi padre no volví a verlo. Murió en 1977 sin conocer a sus nietos.

    Mencioné que volví a España, pero más justo es que volví a Asturias, para conocerla, porque yo me marché sin haberla conocido: un desperdicio. Pero tuve la suerte que el ‘buen tiempo’ astur cerró el aeropuerto lo que me proporcionó un excelente paseo de autobús por Castilla-La Mancha y León.

   ‘Nuestras vidas son los ríos…’ con muchos meandros, pero los recuerdos son las rectas sin fronteras.

   Eres un hombre ocupado, pero si me permites, te escribiré de cuando en vez. Paso más de 12 horas frente al ordenador todos los días, pero eso me permite también viajar ‘virtualmente’ por donde dejamos nuestro sudor, y lágrimas.

   Un fuerte abrazo, con orgullo de verte realizado.”

    Su respuesta, con su libro “Los Marino” no tardó en llegar, y así le respondí:

Guarulhos, 23 de junio de 2005

        Santiago, Santiago, ¡Qué BARBARIDAD! Desde el quince de mayo, cuando recibí ‘Los Marino’, no los he dejado de leer, a diario y con los diccionarios, claro. Reavivé, reviví y elucubré todo aquello a que tengo derecho, pero principal-mente quedé conociendo tantas cosas. Gracias. Gracias a ti y a Fernando Labajos que aprovechó tus mayúsculas para hacer algo MAYÚSCULO.

Mi madre aún recuerda el lavadero de casa transbordando aquella ropa blanca, ¡tan grande! Aún me cuenta con detalles como nos adivinó, en sueño, el día antes de nuestra llegada a La Hueria. Ahora vive con mi hermana en Pola de Siero. El 9 de junio completó 92 años. Mi padre murió en 1977, apoyado sobre una fesoria y recostado en un talud. Afortunadamente puedo escuchar les ‘asturianades’ que grababa en cinta casete. Yo nunca conseguí cantar.

Hicimos buenos caminos, yo menos. Salí de España temprano, y allí, en vez de continuar andando se me dio por saltar de paracaídas.

Pues un fortísimo AbrazO y

                                             ¡GULMONT TRA CA TRA CA TRÁ!!

     En su carta, que no tardó, me pedía ‘les asturianaes’ de mi padre…

Guarulhos, 18 de agosto de 2006

      Santiago, tu deseo es una agradable orden. Seguro que a mi padre le gustaría. Ángel Carrasco (mi primo) cantó con nosotros (nos dejó este año también, gracias a la silicosis). Yo aquí, ANCLADO.

‘No te acerques a la playa

 si no quieres ver el (la) mar,

 pero si dejas la orilla,

 déjate en la orilla el ancla

 que te impida navegar’ de Carlos Álvarez

       Navegué… y ahora estoy en tierra. Por lo menos aprenderemos todos los días algo de nuevo.

Lo que no encontré entre las cosas que dejé en España fueron las crónicas que escribimos después de la ‘reconquista’ (al revés). Anotaciones y diarios de varios años también se perdieron.

Pero vivamos la vida, que cuando no es bella, aun así, es vida.

Me casé en 1972 con una brasileña. Tenemos tres hijos: el mayor, Mariano, está ahora por España. Cumplió sus 35 años el 22 de junio, ahí. El segundo, Nicolás Alejandro, hizo 32 el 19 de febrero, nacimiento de mi padre. Ana Carolina cumplió en el día 10 de febrero sus 25; es profesora y periodista. Vivimos todos juntos.

Abrazos Santiago, por eso mismo, fuertes…

     … el fuerte abrazo real, solamente a la tarde del 12 de octubre, en una casa rural de Rivero de Posadas, Córdoba: reencuentro de una parte de Gulmoneros.

    Volvió a invadirnos la rutina de cada uno, a su modo, hasta que, en el año pasado, 2018, día 25 de mayo, anoté en mis “cosas diarias”:

“Por la mañana tenía un e-mail de un desconocido que acabé abriendo antes de echarlo a la basura: me comunicaba la muerte del P. Santiago y su entierro hoy. Encaminé la noticia para Rosa, Rodolfo y Plana y salí para airearme. Como empezó una paralización general de los transportes a causa de los constantes aumentos de los combustibles, me bajé del autobús en el centro de Guarulhos y caminé hasta la casa de Héctor. No respondió a mis llamadas y decidí visitar a Paulo Grimone. Las avenidas principales de Guarulhos, tomadas por manifestantes en sus vehículos frenaban el tráfico, pero se podía andar tranquilamente. No acepté el convite de Paulo para almorzar con su familia y retorné a casa, cerrando el circuito, a tiempo de comer mi bocadillo. Santiago hizo posible el crecimiento del GULMON, después GÚLMONT (¿cuestión de Marca?). Me deja Santiago un vacío repleto de buenos recuerdos.”

    No fue solo eso. En los más de quince kilómetros de caminata, subidas y bajadas en calles y avenidas de Guarulhos, venían a mi memoria retazos y girones de nuestra marcha, como si fuese una fotografía de la época, revelada y mal fijada, amenazando desvanecerse. Decidí entonces que haría un esfuerzo para revivir esa jornada, sin su ayuda esperada, y plasmar el resultado tal como lo veo en la actualidad, lleno de lagunas, dudas y vacíos.

    Retorné paso a paso por los nuevos y modificados mapas de la NET, recomponiendo las mismas etapas que en el año 2006 había trazado sobre un mapa de carreteras extraviado en el “Segundo Reencuentro” del Gúlmont, en el que noté que mis recuerdos no correspondían a los recuerdos de otros compañeros, por lo que me quedé bastante preocupado. Volví a España en el 2014, me encontré nuevamente con varios de ellos, pero en esta otra realidad de sus vidas (y de la mía), no me decidí a levantar el polvo depositado.

    Dos años después, en el 2017, Olmos me envió partes de un libro publicado por Mariete Cabaleda, donde el relato en que se refería a esta andanza (págs. 269 y 270), estaba completamente deturpado. Fue entonces que me decidí a escarbar y rehacer el camino.

SIDRAblog

Blog del Sistema de Información en Red de Asturias